La Ciudad, hecha a medida del hombre, propicia el paseo, el encuentro, el descubrirla o redescubrirla cada día. De acusada personalidad barroca y de gran perceptibilidad para los sentidos, Murcia es singular.
DE LOS ORÍGENES AL PERÍODO MUSULMÁN
Poblada desde el Neolítico y sometida al azar de las inundaciones. Son numerosos los yacimientos arqueológicos que atestiguan la existencia de las culturas argárica e íbera en la zona y del comercio que mantenían con otros pueblos de la cuenca mediterránea. Posteriormente, son los romanos y visigodos los que continúan estos asentamientos. A los romanos se les atribuye el impulso de la ordenación agrícola y de las aguas. Construyen diques, presas y acequias, sobre lo que los árabes estructurarían una ordenación definitiva. Abderramán II, en el año 825, funda el núcleo inicial del actual casco histórico de la ciudad de Murcia. La dominación árabe en Murcia permaneció hasta el año 1266. Del periodo musulmán quedan importantes vestigios como la muralla defensiva, sistemas de canalización de regadíos o el trazado de las calles del casco histórico.
LA MURCIA DE ALFONSO X (SIGLOS XIII-XV)
A partir de la segunda mitad del siglo XIII Murcia se incorpora a la corona de Castilla. En la ciudad se concentran tres núcleos de población: cristiano, moro y judío. El Rey Alfonso X el Sabio, que permaneció largas temporadas en la ciudad, fue el monarca que estableció las bases socioeconómicas del municipio. La Ciudad recibe una serie de privilegios por parte del monarca, impulsores de su comercio y de unas nuevas normas de convivencia entre las distintas culturas y religiones, cristiana, árabe y judía.
LOS REYES CATÓLICOS (SIGLOS XV)
A lo largo del siglo XV se promulgan las famosas Ordenanzas de la Huerta, consideradas como el primero y acaso el único código rural español. Aunque reformadas en algunos aspectos, siguen vigentes en nuestros días y es el Consejo de Homes Buenos, el que administra la política de riegos basada en dichas ordenanzas. A lo largo de este siglo se vive una etapa de prosperidad. El sistema de riego de la huerta está casi ordenado y florecen los oficios artesanos que dan nombre a las actuales calles del casco histórico.
ÉPOCA MODERNA (SIGLOS XV-XVI)
Bajo el reinado de Felipe II los murcianos, liderados por el Marqués de los Vélez, sofocan la rebelión de los moriscos de Granada y así se concede a Murcia el título de "Muy noble y muy leal". En esa época se dedican los murcianos al cultivo de los cítricos y de la morera, base de la crianza del gusano de seda, cuya producción fue extraordinaria. Existían talleres y fábricas que sustentaban un comercio próspero que se extendía por todo el mundo.
EL REINADO DE LOS AUSTRIAS (SIGLOS XVI-XVII)
Durante los siglos XVI y XVII, los períodos de estabilidad política favorecen el desarrollo económico y cultural. El comercio de la seda siguió siendo de extraordinaria importancia. Murcia exportaba seda y productos agrícolas. Se construye en ese período, entre otras edificaciones, el edificio del Contraste de la Seda y el Almudí, nobles edificios en los que se centralizaba el comercio de la seda y el de los cereales respectivamente. El Almudí es en la actualidad un Centro de Arte dependiente del Ayuntamiento de la Ciudad y en el que se aloja el Archivo Histórico de Murcia.
MURCIA BARROCA (SIGLO XVIII)
Es en el siglo XVIII cuando la ciudad adquiere un gran esplendor. Es el llamado siglo de oro de Murcia. La ciudad, con su ejército al mando del Obispo Belluga, durante la Guerra de Sucesión había luchado al lado del aspirante al trono y futuro monarca, Felipe V, de la Casa de Borbón, por lo que Murcia recogería el fruto de dicho apoyo. Durante este período tienen lugar grandes transformaciones urbanas y administrativas, impulsadas por grandes personalidades murcianas cercanas a la Corte en puestos de responsabilidad, como el Cardenal Belluga o el Conde de Floridablanca. Se acometen las obras del Puente Viejo, la Fachada Barroca de la Catedral, el Palacio Episcopal, así como un buen número de Casas Palacio, Monasterios, Conventos e Iglesias, con bellísimos retablos. Murcia conserva todavía en su casco antiguo la impronta barroca de aquellos días. Es en el siglo XVIII cuando la vida artística e intelectual de la ciudad alcanza su máximo esplendor. Es la época de escultores de la talla de Francisco Salzillo, de su padre Nicolás, o de Roque López entre otros. También lo es de pintores y orfebres que dedicarían su trabajo a la ornamentación de iglesias, conventos o casas de familias de la alta burguesía. Surgen una gran cantidad de gremios y cofradías que rivalizan en la celebración de procesiones y solemnidades religiosas de hondo calado artístico.
MURCIA CONTEMPORÁNEA (SIGLO XIX)
Durante el siglo XIX Murcia sufre muy directamente la inestabilidad provocada por la Guerra de la Independencia y los vaivenes políticos de las guerras entre carlistas e isabelinos o por la instauración de la 1ª República hasta la restauración de la Casa de Borbón. En este siglo se crea la Universidad Libre, como anticipo de la oficial que se crearía en 1915. Se implanta totalmente el alumbrado por gas y en 1893 se establece la primera central de alumbrado eléctrico. Se continua la labor urbanística de la ciudad. De este siglo data el edificio central del Ayuntamiento de Murcia, iniciándose la construcción del Casino de Murcia, bellísimo edificio en el que diferentes estilos arquitectónicos y ornamentales que van del clasicismo griego al estilo inglés , pasando por el nazarí o el barroco, están representados. La Reina Isabel II viene a Murcia en 1862 para inaugurar el Teatro de los Infantes, hoy Teatro Romea , el Jardín de Floridablanca y la primera línea de ferrocarril que uniría a Murcia con Albacete.
URBANISMO Y CULTURA (SIGLO XX)
Con la creación de la Facultad de Derecho en 1915, se inicia una época de renovación y vida activa. El murciano Juan de la Cierva inventa el autogiro. La Universidad es un foco impulsor de la literatura, las artes y las ciencias, así como de la investigación. En las últimas décadas del siglo XX, la ciudad, asentada sobre sólidas bases políticas y socio económicas, inicia una labor de construcción y rehabilitación urbanísticas, espectacular. A los nuevos barrios, ensanches y zonas ajardinadas, se unen la rehabilitación y mejora de numerosos edificios del Patrimonio Artístico, de las plazas y calles del casco histórico y la realización de numerosas infraestructuras que la ciudad en su crecimiento demanda. La gran labor urbanística en este periodo se ve complementada por una actividad cultural importantísima.
NUESTROS DÍAS, LA ACTUALIDAD
Ciudad innovadora y creativa, la implantación de elementos arquitectónicos y escultóricos resaltan el carácter moderno y vanguardista de Murcia en importantes obras públicas: en arquitectura, con los edificios públicos de Rafael Moneo, Juan Navarro Baldeweg y Óscar Tusquets etc., en ingeniería con los puentes de Santiago Calatrava y Javier Manterola, y en el ámbito de la escultura urbana, con obras de Alberto Corazón, Cristobal Gabarrón, Agustín Ibarrola, Dennis Oppenheim, Miguel Barceló, etc. Igualmente, elevadas torres de pisos de arquitectura vanguardista de arquitectos, como Jose María Isasa o Luis Chamizo, Francisco Solá emergen en el espacio urbano como contrapunto a las antiguas, dotando a la ciudad de una gran modernidad. De forma armónica, han empezado a mostrarse, junto al urbanismo más tradicional, nuevas infraestructuras, como el nuevo Aeropuerto Internacional o líneas de tranvía que comunican el casco urbano con los nuevos barrios y centros comerciales o con los Campus Universitarios.
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