SEVILLA

Es una de las grandes capitales europeas y la cuarta ciudad española en cuanto a número de habitantes se refiere.
Situada en el centro de Andalucía, la Híspalis romana ha crecido asomada a su río, el milenario Guadalquivir, y ha sido cuna de grandes hombres, pensadores y artistas: los emperadores Adriano y Trajano, Velázquez, Bécquer...
Pasear por Sevilla es realizar un viaje en el tiempo que nos transportará a las diferentes etapas históricas vividas por esta ciudad y de las cuales permanecen sus monumentos como mejores testigos. Así, el centro histórico sevillano, uno de los de mayor envergadura de Europa, alberga un sinfín de edificios religiosos y civiles de los más diversos estilos artísticos que resumen el rasgo que define a esta ciudad: el mestizaje.

Entre los mayores atractivos que podemos encontrar en el edificio catedralicio, el tercer templo más grande del cristianismo tras la Basílica de San Pedro en Roma y la de San Pablo en Londres, están su gigantesco Retablo Mayor, el mayor del mundo; y los sepulcros del rey Fernando III El Santo y Cristóbal Colón. Anexa a la catedral se halla la Giralda que, con sus casi 100 metros de altura proporciona las mejores panorámicas de Sevilla.
Declaradas Patrimonio de la Humanidad, la catedral hispalense, simbiosis de los estilos arquitectónicos islámico, gótico, renacentista y barroco fue levantada sobre el solar de la antigua mezquita aljama almohade de la que se conserva el patio de abluciones, actual Patio de los Naranjos, y el alminar, la esbelta Giralda, símbolo del mestizaje de las culturas islámica y cristiana, rematada por un cuerpo de campanas renacentistas coronado por el Giraldillo, representación del triunfo de la Fe cristiana y emblema inequívoco de la ciudad.


Muy cerca de Santa Cruz se sitúan los hermosos Jardines de Murillo, donde podremos detenernos a la sombre de sus ficus centenarios y admirar el monumento a los Descubridores, para proseguir después hasta la plaza de Don Juan de Austria, coronada con la neoclásica fuente de Las Cuatro Estaciones.

Paralela a este edificio discurre la calle San Fernando que desemboca en la romántica fuente de la Puerta de Jerez, desde la cual se puede admirar el maravilloso conjunto formado por los palacios, jardines del Cristina, el Hotel Alfonso XIII y la capilla de Santa María de Jesús.
En este punto arranca la Avenida de la Constitución la cual nos conducirá hasta las plazas de San Francisco y Nueva, separadas entre sí por el Ayuntamiento. Este soberbio edificio es una muestra más de la mezcla artística que rige la ciudad: de un lado, la fachada principal neoclásica saluda a la estatua de Fernando III, patrón de Sevilla, en la Plaza Nueva; de otro, la fachada posterior manierista, una de las grandes obras del Renacimiento español, se asoma a la Plaza de San Francisco flanqueada por hermosos edificios regionalistas y la antigua Audiencia.
Estas dos plazas dejan paso a otra, la del Salvador, lugar de encuentro de los sevillanos durante todo el año, presidida por la iglesia homónima cuya torre y patio corresponden a la antigua mezquita de Ibn Adabbas, del s. VIII, sobre la que se levantó el templo barroco. En torno a esta populosa plaza, ideal para tapear, se concentran las calles más ambientadas de la ciudad que acogen todo tipo de establecimientos de ocio y del comercio tradicional: calle Sierpes, Tetuán, Cuna, etc. En ellas también se dan cita iglesias, palacios, conventos y museos algunos tan destacados como la capilla de San José, con un magnífico retablo barroco, el Palacio de Lebrija y el Museo de Bellas Artes, situado en la Plaza del Museo que cada domingo acoge un popular mercadillo de arte.

Muy cerca de esta plaza podemos visitar la Iglesia de Santa Catalina, una de las estampas más hermosas del mudéjar en Sevilla y que abre paso a un recorrido que nos llevará a conocer el barrio donde se concentran más templos mudéjares: la Macarena. El eje vertebrador de este paseo lo constituye la calle San Luis, en la que podemos admirar los conventos de Santa Isabel y Santa Paula, las iglesias de Santa marina y San Marcos, dos claras muestras del estilo gótico-mudéjar, y el templo de San Luis de los Franceses, máximo exponente del barroco sevillano. Al final de esta calle nos toparemos con la Basílica de la Esperanza Macarena, una de las imágenes más veneradas de la Semana Santa sevillana. Justo enfrente de ella se alza el popular arco de la Macarena, una de las puertas del lienzo amurallado almorávide que cerraba el centro histórico y del que se conserva grandes superficies en esta parte de la ciudad.

Volviendo sobre nuestros pasos, nos dirigiremos de nuevo hasta la Plaza Nueva desde la cual iniciaremos un recorrido por dos de los barrios con más sabor y tradición de la capital hispalense: el arenal y Triana. El primero se extiende desde la Avenida de la Constitución y aledaños hasta el hermoso Paseo de Colón, siendo su principal característica el ambiente taurino que se respira por sus calles ya que aquí se encuentra la mítica Plaza de Toros de la Maestranza, uno de los cosos taurinos más antiguos de España.

Otros lugares de interés que engrosan la nómina monumental de este barrio son las Reales Atarazanas, el Hospital de la Caridad, valioso museo de arte sacro, la Torre del Oro, construida en época almohade y sede del Museo Naval y el Teatro de la Maestranza, que cada año acoge la temporada de ópera.
Cruzando el Puente de Isabel II, más conocido como Puente de Triana, alcanzamos el barrio del mismo nombre, dándonos la bienvenida el busto del matador de toros Belmonte, en la castiza plaza del Altozano. Triana ha sido siempre hogar de gente humilde y sencilla, de toreros y cantaores, alfareros y marineros, y buena muestra de ello son los típicos corrales de vecinos, antiguas casas con grandes patios en las que vivían diferentes familias.

El tipismo y la tradición de Triana son la antesala de la Sevilla más moderna, herencia de la Exposición Universal de 1992. La isla que albergaba la antigua Cartuja de Santa María de las Cuevas, actual sede del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, se transformaría en el recinto más innovador de la ciudad, cuyas instalaciones y edificios de diseño vanguardista albergan hoy organismos oficiales, empresas, un Parque Tecnológico, restaurantes, discotecas, teatros, hoteles e incluso facultades de la Universidad Hispalense.
Para completar una visión global de Sevilla es necesario pasear y deleitarse por el Parque de María Luisa, que debe su nombre a la Infanta María Luisa de Orleans quien donó a la ciudad parte de los jardines del Palacio de San Telmo, actual sede la la Presidencia de la Junta de Andalucía. Además del interés botánico y paisajístico del parque, dentro del recinto destacan los antiguos pabellones y glorietas erigidos para la Exposición Iberoamericana de 1929, sobresaliendo la colosal Plaza de España, que resume todos los estilos artísticos de la arquitectura española, y la de América, donde se hallan el Pabellón Mudéjar y el Museo arqueológico Provincial.

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