lunes, 5 de noviembre de 2012

Pensamientos de la moda de Gilles Lipovetsky, un filosofo francés.

Cuando empezó a estudiar la moda rápidamente se dio cuenta de que era efímera y que se podía vincular a la modernidad, de hecho fue Baudelaire el primero en tratar de buscar en la moda un significado profundo de lo que somos y no mirarla como un aspecto frívolo. Entendió que la moda hablaba de algo fundamental de nuestra civilización, de la dinámica de la modernización, y del recrudecimiento del individualismo. Comprendió que hoy en día todo el universo del consumo está estructurado por sus principios y se convierte en un objeto de estudio tremendamente importante, y no simplemente una cosa para las revistas y los magazines femeninos.


La razón esencial que alienta a la sociedad a cambiar la moda es la búsqueda de una ganancia. Si usted guarda eternamente las mismas formas no hay necesidad de cambiar, pero si usted hace pasar de moda las cosas permanentemente, usted crea nuevas necesidades. El teléfono portátil cambia de estilo en ocho meses, más rápido que la ropa, en los años 50 mantuvimos por lo menos 30 años el mismo estilo de teléfono. Entonces es evidente que desde la perspectiva industrial la moda es una fuente de rentabilidad. Pero eso no lo explica todo.
No es sólo el capitalismo que empuja, también hay en la sociedad individualista un deseo del cambio, porque cambiar da placer, procura sensaciones de excitación, impresiones nuevas, el individuo moderno se aburre en la repetición, es un obsesionado de las novedades, la novedad tiene en seguida una perspectiva positiva y nos procura una sensación de cambio como si permaneciéramos eternamente jóvenes.

Es innegable que existe una tendencia a la democratización del lujo en los pequeños accesorios, los perfumes, las cosas de baño, todo eso está ampliamente democratizado, pero cuando uno habla de democratización del lujo es algo que uno tiene que repensar. Cuando uno es pobre o de clase media no considera el lujo como una opción. Soy de un medio muy modesto y cuando era joven no sabía nada del tema del lujo. Hoy, en cambio, no hay un joven que no conozca las marcas de lujo. Hay una democratización de los nombres y las marcas, ellos los conocen porque los ven en los medios, entonces existe el deseo de esa apropiación.



Los hombres y las mujeres no se mueven hacia un modelo homogéneo ni convergente,por ejemplo, las ideas de belleza de los años 50 cambiarían, pero si bien las mujeres hoy en día desempeñan cargos políticos y tienen autonomía de su cuerpo, mantienen la prioridad de la dimensión estética. Ella es la que más consume cosméticos, está más a la moda, no hay concurso de belleza para los hombres como para las mujeres, las mujeres conquistaron la autonomía y la libertad, pero están todavía aferradas al rol estético que han asumido a lo largo de los siglos y la misma cosa pasa con la crianza de los hijos, ella es la que tiene el rol principal. Todos los estudios muestran que la gestión de una casa y el mantenimiento de los hijos está aún en el 80% en las mujeres en todos los países, sin excepción. Es muy interesante pensar en la combinación entre la modernidad, el pasado y el presente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario